El viernes pasado, la agencia de calificación Moody's rebajó la perspectiva de la calificación crediticia de Estados Unidos de estable a negativa. La calificación crediticia en sí no se ve afectada por ello.
La agencia de calificación justificó esta medida principalmente por el enorme déficit presupuestario de EE.UU., pero la situación política del país también influyó en la decisión. EE.UU. se enfrenta de nuevo a un posible cierre del Gobierno si no se aprueba el presupuesto federal esta semana. La solvencia de Estados Unidos mantiene su calificación AAA. Sin embargo, tras esta decisión, no se puede descartar que cambie en el futuro. Moody's es la única de las tres grandes agencias de calificación que sigue manteniendo la máxima calificación para la solvencia de Estados Unidos. Tanto Fitch como S&P ya habían rebajado sus calificaciones en un grado.
La rebaja de la perspectiva de la calificación crediticia podría repercutir en el mercado de bonos. El rendimiento de los bonos podría aumentar debido al mayor riesgo. En la situación actual de los mercados financieros, esto tendría a su vez un impacto negativo en los mercados bursátiles. Los primeros signos de ralentización de la economía estadounidense están apareciendo y los inversores podrían huir del riesgo de las acciones y refugiarse en los elevados rendimientos de los bonos. Los índices de las bolsas estadounidenses reaccionaron inicialmente con una caída moderada en las operaciones previas a la apertura del mercado del lunes. En la apertura del mercado estadounidense, el Dow Jones bajaba un 0,12%, el S&P un 0,30% y el Nasdaq un 0,46%.
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